miércoles, 19 de agosto de 2009

'Tenemos que formar público para el cine documental'


Natalia Armienta egresada del ITESO y ganadora del Premio Especial del Jurado en el Séptimo Festival Internacional de Cine Digital en Viña del Mar, Chile, asegura que existen pocos espacios para difundir el género, y habla de la importancia de formar a los espectadores desde la educación básica.

El cine documental merece y necesita espectadores. A ésa conclusión ha llegado la cineasta mexicana Natalia Armienta Oikawa, quien en días pasados recibió el Premio especial del jurado, durante el Séptimo Festival Internacional de Cine Digital en Viña del Mar, Chile, por el trabajo Compaz de arena, en el que aborda la cultura de los beduinos del Sahara, quienes han sido obligados a vivir en campamentos de refugiados ubicados al norte de Argelia, en una zona llamada la Hamada (que significa La nada).

Respecto a las pocas ventanas de difusión que tiene el largometraje y cortometraje documental en México, la directora asegura que “Hace falta formar públicos para documental, si eso se da, lo demás llega sólo. Le he preguntado a mucha gente ‘¿por que no van a ver documentales?’ y obtengo respuestas como ‘yo voy al cine a divertirme, a desconectarme, no a que me hagan pensar’ y eso es muy válido. Pero considero que deberíamos formar espectadores desde pequeños, en las escuelas por ejemplo. Para que los futuros asistentes disfruten el cine como una herramienta de conocimiento, de aprendizaje, de presentación de la realidad”.
Por otra parte, se manifiesta ajena a las miradas misericordiosas que algunos documentalistas suelen exponer frente al público a la hora de retratar realidades difíciles. “No muestro a los saharauis como, ‘miren pobres, les va mal’. Todo lo contrario, mi intención es exponerlos como personas valientes, fuertes, con un espíritu guerrero y eso lleva a la compasión, que es diferente a la misericordia. La compasión es el acompañamiento del sentir y permite la reflexión”, apunta.

En Compaz de arena, la cámara sigue los pasos de un equipo de cineastas mexicanos, quienes deciden atravesar el mundo para ir en busca de uno de los últimos nómadas, capaces de guiar caravanas, a través de un mar de arena y llevar al espectador a encontrar las pinturas rupestres más antiguas del mundo entre otras maravillas. Pero al llegar ahí, se encuentran con un pueblo que ha sido expulsado de su país, una guerra que por no tener difusión en los medios, “no existe”. Son tradiciones, experiencias e historia que se desvanecen en el exilio.


Compaz de Arena. Fotografías de Bernardo De Niz
Se trata de una historia que ofrece magia y sentimiento, envuelta en los coloridos paisajes del gran desierto del Sahara, ubicado al norte de África. El equipo logra atravesar los territorios liberados burlando 10 millones de minas, temperaturas de hasta 60° centígrados y con poca comida para atestiguar las riquezas de un gran pueblo, su cultura, su gente, su tragedia y sus semejanzas con otras civilizaciones.

El Festival Internacional de Cine Digital de Viña del Mar recibió más de cinco mil trabajos provenientes de diferentes países y es el único de origen latinoamericano que se ha especializado en impulsar el formato digital en el rubro audiovisual.

En lo que se refiere al avance del formato digital como opción para contar y exponer historias, opina que “la estética del celuloide es hermosa y un arte. Pero el fin del cine es contar o exponer relatos y si éste se puede realizar digitalmente, ese detalle valida el nuevo formato. Es tan caro el cine en Latinoamérica por lo menos, que forzosamente terminaremos haciendo cine digital”.

Compaz de arena ha participado en otros festivales internacionales como el Festival Internacional de Cine de Bogota, el Festival Internacional de Mujeres en el Cine y la Televisión, y el Festival Internacional de cine del Sahara. Es el primer documental mexicano en participar en este festival africano.

En el largometraje documental grabado en formato HDV y cuya duración aproximada es de 83 minutos, participaron Bernardo De Niz y Ricardo Ramírez en fotografía fija; Larissa Rojas en fotografía, Mariem Hassan, a cargo de la música y narración, además de Venancio Almanza en mezcla de sonido, entre otros creadores.

La experiencia de recibir el premio especial del jurado, le generó a Armienta Oikawa sentimientos encontrados a la hora de ver el trabajo finalizado. “Sentí alivio de haber terminado; felicidad de que estuviera en una pantalla grande, en un festival internacional y al mismo tiempo tristeza, la que me causa cada vez que lo veo, por los Saharauis, los habitantes de esa región. Espero que la gente se conmueva pues ése es el fin del cine. También anhelo que reflexionen sobre la situación que viven otros pueblos que están en guerra, olvidados, en espera de que nosotros nos demos cuenta y contribuyamos con algo. Espero que la gente sea curiosa y quiera saber más sobre el Sahara donde vive un pueblo Africano, árabe, pero de habla hispana y a punto de desaparecer”, expresa.

La cineasta nació en el Distrito Federal en 1972, egresó de la Carrera de Ciencias de la Comunicación en el ITESO y se especializó en cine. En el 2002 recibió una mención honorífica en el concurso de guionismo El cine en corto. Fue catedrática de la asignatura de Dirección de escena en la licenciatura de cine del Centro de Estudios en Ciencias de la Comunicación y guionista del Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa, que pertenece a la UNESCO.

A diferencia de otros cineastas, a Natalia el cine no la conquistó como oficio personal desde pequeña. “No soy de las personas que hacen cine y cuenta que vio una película y se quedo impactado y entonces tomó la cámara a los cinco años y comenzó a labrarse camino, mi historia es distinta. A mí me llegó tarde después de cursar la universidad y creo que debido a mi dificultar de comunicar sentimientos de manera verbal. Ahí surgió la necesidad de comunicar a través de los medios. Me gusta el realismo mágico, me gustan las películas que deambulan entre la realidad y la fantasía o la locura, las realizadas por directores como Kim Ki-duk, Ang Lee, Marleen Gorris, Wim Wenders, yPeter Greenaway”.

En 2003 su cortometraje experimental Gula… ¿un pecado?, fue expuesto en el Laboratorio de Arte Alameda con el apoyo de CONACULTA –INBA y participó en la Segunda Muestra de Mujeres en el Cine, realizado en Cineteca Nacional. En el 2004 editó su primer libro La permanencia del Vampiro, un ensayo sobre vampirismo y cine que abarca desde 1896 hasta el año 2000.

Ha realizado varios cortometrajes y documentales, así como trabajos para firmas productoras como Argos, Discovery Channel, Endemol y Antena 3. Es miembro activo de la Sociedad de Amigos del Sahara Occidental y ha participando en actividades culturales en beneficio de los refugiados en Argelia. También forma parte de Mujeres en el Cine y la TV internacional (WIFT-México).

Fuente: Coordinación de Prensa y Difusión ITESO
ITESO, Universidad Jesuita de Guadalajara

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