domingo, 24 de octubre de 2010

Cine contra espectáculo. Jean-Louis Comolli en Argentina



El cineasta y crítico francés Jean Louis Comolli, uno de los selectos invitados al Doc Buenos Aires, donde presentará una selección de sus más de 40 filmes, definió al cine como "una escuela de la mirada y la escucha".

"La potencia histórica del cine produjo herramientas para analizar la sociedad por lo que se supone que el espectador de cine es alguien dispuesto a ver y a escuchar mejor", consideró Comolli.

En el marco de la muestra que se extiende hasta el 24, Comolli exhibirá once de sus más selectos filmes y presentará su último libro, Cine contra espectáculo, seguido por técnica e ideología, que incluye la mítica serie Técnica e ideología publicada por primera vez luego de 38 años.

También ofrecerá el seminario "Técnica e ideología. El lugar del espectador, parte de la sombra", que propone, a través de distintos fragmentos de filmes, confrontar el lugar de los espectadores de hoy con el que los filmes les reservaron.
Director de la revista especializada "Cahiers du Cinema" entre 1966 y 1971, explicó que como documentalista "uno de los desafíos del filme es mostrar que hay conocimiento histórico, transmitir un saber y cortar esta falsa oposición entre la inteligencia y la sensibilidad".
En la retrospectiva, que tendrá lugar en la sala Leopoldo Lugones del San Martín y en la Alianza Francesa (entidad que promovió esta visita) se proyectarán Nacimiento de un hospital (1991), Marsella en marzo (1994), El concierto de Mozart (1997) y La cuestión de las alianzas (1997).
Así como Buenaventura Durruti, anarquista (1999), Juegos de rol en Carpentras (1997), El caso Sofri (2001), La última utopía. La televisión según Rosellini (2005), Carta a una joven hija de Kanaky (2008), Las claves de Marsella (2008) y Ante los fantasmas (2009).


¿Cómo fue la selección de películas para esta retrospectiva?

Había una elección obligada de películas subtituladas en español y no quisimos traer demasiadas de la serie Marsella porque exigen un mínimo de conocimiento sobre la política y situación local.
"Elegí películas extremas que tienen una cierta radicalidad, como El nacimiento de un hospital, que tiene una banda sonora que está completamente en off, las imágenes por un lado y el sonido por otro.


Identidad de espectador

¿A que se refiere cuando dice que el espectador de cine está amenazado?

Está amenazado por fuerzas externas en el sistema mercantilista, porque el cine toma demasiado tiempo. El espectador va al cine a cumplir una experiencia subjetiva, conmoverse y poder descubrir otra cosa en él, y esta experiencia no es algo deseado por el mercado porque durante ese tiempo no consume.

¿Cuál es la particularidad del espectador de cine?

El espectador de cine fue concebido como alguien que no pasa al acto y para el mercado pasar al acto es pasar al acto del consumo.
"A diferencia del espectador de TV, que está en su casa, puede moverse, fumar y, por ejemplo, participar en concursos telefónicos, lo que construye a un espectador que se evade todo el tiempo de la representación por razones que no están ligadas a ella, por razones externas, y esto es lo que desea el mercado.
"El espectador de cine permanece sentado, no habla, no escribe, no corre. Todos los gestos están limitados, todo está en la mirada y en la escucha. Los actores que están en la pantalla son los que pasan al acto".

¿Cuál es la manera de generar un espectador crítico?

Siempre me pregunto si intentar crear un espectador crítico es ir contra algunos aspectos del cine o la televisión dominante, porque la conciencia crítica es justamente la posibilidad de poner a distancia aquello que domina.
"Tomo como referencia a Bertolt Brecht en idea de poner al espectador a distancia y jugar con la representación. Entonces cuando el espectador descubre esta libertad de jugar con las formas de la representación accede a un nivel de madurez crítica.
"El tema más importante es la libertad del espectador para no quedar totalmente atrapado por el filme, que pueda entrar y salir, jugar con eso. La libertad del espectador es la de no ser esclavo del filme, pensar por sí mismo y reaccionar, aunque se equivoque."

El mundo del espectáculo

¿Qué significa "Cine contra espectáculo"?

Si la diferencia entre el mundo filmado y el no filmado desaparece, estamos ante la imposibilidad de ver cómo funciona el espectáculo y el filme se parece a la vida.
"Si la vida se parece a un filme es porque en esta sociedad del espectáculo la vida se ha transformado en algo espectacular. Pero el cine es útil para dar a los ciudadanos herramientas para comprender la dominación del espectáculo sobre nuestro mundo porque esta dominación a través de la globalización de lo audiovisual y de las empresas que lo controlan logran reemplazar al propio mundo por el espectáculo."

¿Cuál es su prioridad como realizador?

Cuando uno registra algo manipula la realidad porque sin manipularla no se puede llegar a encontrarla, a reproducirla como si fuera pura de toda manipulación.
"Frente a eso, el espectador de cine puede ser contradictorio, puede cambiar de parecer durante el filme. Acepta la contradicción y esa es una experiencia de libertad que no se nos permite en la sociedad".


Jean Louis Comolli nació el 30 de julio de 1941 en Argelia.
Comolli es uno de los pioneros y grandes teóricos del documental de creación.
Desde 1962 colabora con Cahiers du Cinéma, y fue su jefe de redacción durante su época más radical. Enseña en las Universidades de París VIII, Ateliers Varan, Belo Horizonte (UFMG), Barcelona (Idec, Universidad Pompeu Fabra), Estrasburgo (Universidad Marc Bloch), Ginebra (Esba). Escribe en las revistas Trafic y Images documentaires.
Publicó numerosos libros sobre cine y sobre jazz, y en 2004 publicó “Ver y poder. La inocencia perdida: cine, televisión, ficción, documental”.
Como realizador Jean-Louis Comolli dirigió media docena de films de ficción y más de 35 documentales. Varios de estos documentales los realizó en la ciudad de Marsella y de su región, siguiendo los avatares de la política, sobre todo el auge de la extrema derecha de Le Pen.


Fuentes: Télam vía Lanueva.com / El litoral

jueves, 14 de octubre de 2010

Se estrenó el film de Tristán Bauer sobre el Che Guevara.



Revoluciones de un hombre nuevo:

La voz firme y grave recita el poema Los heraldos negros de César Vallejo, mientras en la pantalla se suceden imágenes de una lluvia de napalm que incendia casas y campos vietnamitas. Desde la cinta de un viejo grabador Ernesto Che Guevara deja este y otros poemas a modo de despedida, para su esposa Aleida March. Así, el documental Che, un hombre nuevo, del realizador Tristán Bauer, comienza el recorrido por la vida de la figura política más influyente de la historia latinoamericana del siglo XX.
Con la narración del propio Bauer, que sostiene su trabajo en los largos años de investigación invertidos y, aunque no lo diga explícitamente, el logro de vencer algunas voluntades recelosas que retacean el voluminoso banco de secuencias fílmicas y fotográficas inéditas; el hilo conductor se centra en la condición humana y los enormes sentimientos de amor del Che que se respiran en los documentos escogidos.
Ver a Guevara en colores, su presencia en un palco de la Plaza Roja ante un imponente desfile militar o el lento paneo sobre el cuerpo inerte en una pileta de lavar en Valle Grande, le dan mayor fuerza y dramatismo para un público que encontrará, a partir del próximo 7 de octubre, un modo de contar la historia del Che con rigor histórico e inocultable admiración sobre su vida.
Las escenas hasta hoy desconocidas, las tomas de los textos que siguen el dibujo de la diminuta caligrafía de Guevara, los pensamientos plasmados en una multiplicidad de escritos que lo retratan más allá del guerrillero combatiente, sirven a la intención de mostrar a un hombre especial o de “otra galaxia”, como declaró Bauer en una entrevista.
El Che ha sido un agudo estudioso del capitalismo y el socialismo, algo que le permitió ser implacable con el primero y crítico del segundo. La pesquisa de Carolina Scaglione nos brinda también el libro que estaba preparando en Praga, tras su malograda participación en la lucha armada africana (“es la historia de un fracaso”, reconoce en sus Pasajes de la Guerra Revolucionaria – Congo). En esos papeles, publicados hace un par de años en La Habana, se adentra en el estudio crítico de la Nueva Economía Política (NEP) de Vladimir Lenin y vislumbra el declinar de la Urss en un retorno al capitalismo. Incluso, en esta etapa que va desde su salida incómoda del Congo a su ostracismo en la embajada cubana en Checoslovaquia, Bauer logra captar y transmitir al Che en toda su dimensión humana, lleno de contradicciones y en la profunda soledad que le ha producido la lectura pública que hace Fidel de su carta de partida. En ese instante, la narración llega a un punto inesperado de ese Guevara que se forjó a sí mismo, con dureza en acción y convicción: está a medio camino “del burgués que añora el hogar” y el revolucionario que quiere volver a la lucha, reflexiona. El recorrido de la película alcanza momentos de sublime efervescencia con la composición de más retratos de la guerra en Vietnam, los abusos de las tropas estadounidenses y la palabra sonora del Che condenando al imperialismo.
Si de algo carece esta obra, es de tiempo. En tan sólo dos horas es imposible e injusto tratar de condensar una vida tan plena y fecunda. Faltan retazos importantes. Aquellos que expliquen por qué, como dice Ernesto Guevara en su rol de ministro de Industrias de Cuba, la isla no alcanzó a industrializarse para dejar la dependencia del monocultivo de azúcar en que se empeñó aún más luego de su partida, para acabar dependiendo en demasía de ese producto que intercambiaba por bienes de consumo producidos en el Campo Socialista.
También falta resolver qué lleva al Che, menos de un mes después de regresar a La Habana luego de su duro discurso de Argel (aquel en el que reclama solidaridad más efectiva de las potencias socialistas para con los pueblos que luchan por su liberación), a abandonar todos sus cargos de relevancia en la revolución, salir de Cuba hacia África y regresar en silencio para salir de modo definitivo para Bolivia. Hay un aire frío, medias sonrisas y una Aleida cabizbaja en las fotos. Ese momento deja al espectador con un vacío incómodo.
De todos modos, el mensaje final queda asegurado y debería ser el eje convocante para no dejar de verla: el hombre nuevo sólo puede ser como el Che.

Por Diego M. Vidal
cultura@miradasalsur.com